Karl-Anthony Towns nació en Nueva Jersey, estudió en Kentucky y ha desarrollado toda su carrera en la NBA con los Minnesota Timberwolves.
No obstante, sus orígenes están en la República Dominicana. Para rendir homenaje a la tierra de su madre fallecida, Towns anunció el jueves su intención de construir un moderno centro de entrenamiento de baloncesto en ese país, donde los jóvenes tendrán acceso a formación de alta calidad, fisioterapia, aulas, espacios para reuniones y más.
La apertura en Santiago, República Dominicana, está prevista para el año próximo, con la finalización de las obras planificada para 2026.
“He sido muy afortunado de vivir el sueño americano”, comentó Towns, quien ha sido seleccionado cuatro veces como All-Star y ha formado parte del equipo All-NBA en dos ocasiones, y que está a punto de iniciar su décima temporada profesional, todas con los Timberwolves. “Pero para mí, al tener una perspectiva diferente, al verlo a través de los ojos de mi madre y ver lo que ella tuvo que hacer para realmente sentirse estadounidense, quería traer los recursos que tenemos aquí para allá y darles a los niños la oportunidad de tener el mejor equipo y las mejores oportunidades posibles no solo para ganar dinero para su familia sino también para perseguir sus sueños”.
“Para mí era muy importante devolverle algo a mi comunidad, un país que me ha dado todo, me dio a mi madre y me dio este amor por el juego del baloncesto”, agregó Towns. “Me ha dado la palabra amor, tanto de familia como de comprensión de cómo tratar a las personas”.
Towns, en honor a su madre, ha representado a la República Dominicana en varios torneos internacionales desde 2011 a nivel juvenil. Recientemente, fue la figura destacada de la selección dominicana en la Copa Mundial de 2023 en Filipinas, donde promedió 24,4 puntos en cinco partidos.
Este centro de baloncesto formará parte de un complejo que también incluirá dos campos de fútbol, cuatro de béisbol, canchas de baloncesto y voleibol al aire libre, así como una instalación educativa. Towns mencionó que ha sido un proceso encontrar a las personas adecuadas para gestionar los programas (ha conocido y confiado en algunas de ellas durante años) y ahora “se han establecido los cimientos”, aseguró.
Y, sobre todo, su madre (quien lo llevaba a la iglesia con frecuencia y le enseñó a ayudar a los demás, incluso en momentos difíciles) estaría orgullosa.
“Es el refugio seguro para algunos de estos niños que se han encontrado en diferentes situaciones y carecen de recursos”, explicó Towns. “Poder darles a estos niños la oportunidad de soñar y pensar realmente en el sueño (tal vez no lleguen a la NBA, la WNBA, el béisbol profesional, se conviertan en jugadores profesionales de voleibol o en grandes jugadores de fútbol), pero ahora pueden soñar. Para ellos, poder desarrollar sus habilidades para la vida, sus habilidades sociales y también aprender a tener una pasión y a estar decididos a algo y a tener dedicación, creo que esto es asombroso”.